Los seres humanos pocas veces nos encontramos completamente a gusto con lo que tenemos. Incluso cuando llevas una relación de muchos años con toda la confianza del mundo, hay muchos secretos que guardas solo para ti misma. Las mujeres ocultamos algunas cuantas verdades.
Cuando las mujeres nos juntamos a charlar, algunos de esos secretos salen a la luz. Algunos se comparten y otros tantos nunca se dirán más que en charlas muy íntimas. Es algo normal supongo, que al pasar de los años las mujeres sigamos teniendo secretos para los hombres que amamos. Quizás estos son algunos de los más fuertes que he llegado a pensar y a conocer.
Nunca olvidas al hombre del que te enamoraste verdaderamente
Puede que el hombre con el que te encuentras sea un gran hombre y que además lo ames. Sin embargo, en muchas ocasiones, que tu ames al chico es muy diferente a que estés enamorada de él. Lo cierto es que son pocos los hombres que se quedan en el corazón de una mujer. El corazón de una chica alberga gran cantidad de secretos que podrían lastimar a quienes nos rodean. Saberlos o no, no le hace bien a nadie, tampoco desconocerlos, pues, al final todos tenemos una parte oculta.
“Triste pero cierto, a veces la atención masculina me hace falta”
Este secreto lo he escuchado de la boca de muchas mujeres encerradas en relaciones que no las hacen del todo felices. La verdad es que después de algunos años la atención masculina se va perdiendo. Ocurre que las personas a tu alrededor ya no te ven como un ser individual, sino como una unidad que trae a un chico consigo. Sentirte deseada puede ser un peligro para tu relación. De hecho, deberías preguntarte la razón de necesitar tal atención masculina. Si alguna vez has llegado a experimentarlo, no te alarmes, es normal.
“Me choca que te conviertas en alguien que no puedo amar”
Uff, no hay secreto más triste y cierto en ocasiones. En realidad, amar es complicado, pues a través de los años ves cómo tu pareja se va convirtiendo en una persona completamente diferente a la que solía ser. En muchas ocasiones para bien, pero en otras tantas para mal. O quizá es simplemente que con el tiempo la meta que había en común se empieza a ver borrosa.
“No sé qué va a pasar el día que me pida que me case con él”
Quizás el secreto más doloroso que he llegado a escuchar y también a compartir ha sido este. En realidad a veces las cosas no son lo que parecen. Debo decir que no es lo más indicado quedarte en una relación cuando los secretos que tienes hacia el hombre que amas son así de fuertes. Quizá lo ames, pero también puede que este ya no sea un amor de pareja. Mantener la relación a flote te estanca a ti e impide que la otra persona avance.
“Me da mucho miedo darlo todo y que él se vaya”
Es un miedo que muchas chicas comparten y un secreto que la mayoría prefiere ignorar. Las mujeres solemos guardar sentimientos asi todo el tiempo. A veces decidimos huir antes de enamorarnos y muchas otras ignorar que ya estamos perdidamente enamoradas para asi no perder el control de la situación. Pues la verdad es que pocas veces llegas a encontrar una relación donde ambas partes de lo mismo de si mismas.
Me aterra tener hijos y pertenecerle a alguien toda la vida
No es que el chico en cuestión sea malo, es simplemente que tener hijos y formar un matrimonio hoy en día se ve como una odisea que no muchas están dispuestas a asumir. Personalmente, creo que es uno de esos secretos que nunca te atreverías a confesarle a el hombre a quien amas, pues lo podría tomar a mal.
“Fantaseo con tener otra vida y haber tomado otras decisiones”
Uff, la verdad es que conozco a una gran cantidad de mujeres que quisieran que su vida fuese muy diferente a la que ahora tienen. En realidad, es una verdad no exclusiva de una mujer. Seguramente habrá más de un chico con ganas de haber hecho las cosas de forma diferente.
Verdades que quizás alejarían a los hombres que amamos o que podrían no entender del todo. Lo cierto es que aunque a veces estos pensamientos pasen por nuestra mente, las chicas ocultamos todo aquello que pueda lastimar a quienes nos importan.
