Seguramente en más de una ocasión has recurrido a las palmadas o cachetadas cuando sientes que tu hijo está fuera de control. Piensas que es la forma más efectiva de ponerlo en cintura. Sin embargo, ¿te has detenido a pensar en el impacto que tiene en su vida?
Las palmadas o cachetadas no son la mejor opción de castigo
Muchos niños que han sido criados con estas llamadas de atención han cambiado su comportamiento y ahora es peor. Desafían a sus padres y pueden llegar a experimentar un comportamiento antisocial. Problemas de salud mental, dificultades cognitivas y agresividad son consecuencias de este acto “correctivo”. Así lo aseguraron expertos de la Universidad de Texas, en Austin, y de la Universidad de Michigan.
El estudio analizó durante cinco décadas a 160,000 niños, a quienes se les dieron palmadas, nalgadas o golpes con la mano extendida en el trasero o extremidades.
Lo que arrojó el estudio
Gershoff y Andrew Grogan-Kaylor descubrieron que azotes y cachetadas están asociados a niños con resultados perjudiciales y negativos durante toda la vida. Ellos no tuvieron el cumplimiento esperado por los padres. Incluso presentaron problemas de salud mental. Además, los adultos que fueron abofeteados durante su infancia apoyan el castigo físico con sus hijos, repitiendo el ciclo.
El abuso físico y las palmadas o cachetadas tienen el mismo impacto
Creemos que el abuso físico es muy distinto de las palmadas o cachetadas, pero no es así. Los investigadores concluyeron que ambas situaciones tienen un impacto negativo en los niños. La Universidad de Carolina del Norte realizó un estudio en el que la mayoría de niños de preescolar fueron lastimados incluso con objetos como palas o interruptores.
Como ves, las nalgadas o cachetadas son dañinas para los niños. Emplea otras técnicas para su disciplina y no recurras a la violencia.