¿Eres violenta contigo misma?; yo, ¡la verdad sí!

No hablo de cortarte a ti misma ni nada por el estilo. Hablo de esta sutil violencia que muchas chicas adoptan día con día. Lo hacemos en las cosas más cotidianas, como verse al espejo y ver solo los defectitos… Yo me declaro culpable.

Las mujeres somos muy duras con nosotras mismas

 

Nuestras madres nos lo enseñaron, y las nuestras abuelas a ellas mucho tiempo atrás. Siempre ven lo malo que tenemos en el cuerpo, la lonja, la estría, la arruga. Todas intentamos ser perfectas, buscamos ser la chica que siempre soñamos: la delgada, la inteligente, etc. Lo malo es que en este proceso en vez de encontrarnos a nosotras mismas, nos colocamos un letrero de loser en la frente.

¿Te estas exigiendo de más?

Quieres seguir la dieta, ir al gimnasio todos los días, cumplir con todos los pendientes de la chamba, salir y por encima, lucir guapísima todo el día. ¿Es en serio? Y mejor ni hablo si eres mamá pues tu trabajo se triplica, si eres esposa, abuelita, en fin. Si, como yo, intentas seguir una lista de requisitos que de verdad a veces son algo imposibles de lograr en tiempo real, te estás exigiendo un montón de tarugadas.

Al final, ni dieta, ni metas logradas y solo algo de tristeza y frustración

En estas últimas semanas me he estado exigiendo demasiado. Mis metas se ven tan grandes algunos días que lo único que me queda es ajustar el motor para aguantar el trote. ¿Y sabes que tan productiva he sido las últimas semanas? Lo triste es que se supone que me pongo todas estas metas para ser feliz. Al final de la semana acabo con un pedazo de pizza en vez de lechuga y con un montón de sentimientos atorados porque nada esta saliendo como lo planee.

Deja tu “controlitis”

Buscando la solución a  mi problema en el fondo de un helado de yogur, me di cuenta que el control me está comiendo seriamente. Esta lista de cosas que se suponía me estaban dando al vida que yo quería, me estaban haciendo sumamente infeliz. Así que a partir de esta semana estoy tomando algunos puntos a prueba. Y tal vez al igual que a mí te sirvan a ti.

Sé más amorosa contigo

Por Dios, eres lo primero que ves al despertarte y lo último y te sigues diciendo: “Estás hecha una puerca”. Uf vamos a aceptar que ninguna mujer, por más multitasking que pueda hacer, tiene que ser perfecta. Y tal vez el día que te sientes en el sillón a media tarde con una manta porque estás harta del mundo te des ese tiempito que tanto necesitas. Yo estoy haciendo esto:

  • Seguir mi dieta procurando que los alimentos que llevo a mi cuerpo se me antojen. Esto de la pechuga asada ya me la sé desde hace más de 5 años. Y comer cosas más ricas e igual de saludables me está ayudando a subir mi ánimo.
  • Si no te sale algo… ups. Ni modo, perdónate. No todo te va a salir bien a la primera y eso esta bien. Inténtalo otra ves y otra hasta que te salga.
  • Lo primero en la mañana es sonreír. Aunque no lo sientas, con el tiempo tu cuerpo lo asimila y humor mejora.
  • Háblate bonito cuando te veas. En vez sacar a relucir tus defectos busca el lado lindo de tu cuerpo. Te lo mereces.

Hay muchas formas en las que soy violenta conmigo misma. Hay que dejar de exigirnos de más, porque hablarnos feo no nos deja nada. Duele ver que tu lista de cosas no se está cumpliendo, pero duele más saber que no eres feliz. Al final, ser feliz es lo único que vale la pena, pues no podemos esperar a que todo esté bien afuera para estar felices.